Historia de Parroquia San Pedro
Al poco tiempo de haber llegado los misioneros combonianos en 1938 para hacerse cargo de la Parroquia de Pozuzo el Obispo de entonces Mons. Francisco Rubén Berroa les solicitó su colaboración para enseñar en el Seminarios Diocesano San Teodoro.
El 15 de agosto de 1950 siendo Obispo Mons. Teodosio Moreno Quintana se hizo cargo de la Iglesia Cristo Rey el P. Antonio Kühner y Kühner. Entonces la Iglesia de Cristo Rey se hizo Parroquia anexándolo todo el barrio de San Pedro que había sido antes Vice Parroquia de la Merced. Había precedido en efecto una solicitud de los moradores de dicho barrio de convertir la Iglesia de San Pedro en Parroquia.
Desde el inicio la Iglesia de Cristo Rey fue la sede provisional de la nueva Parroquia, pues los combonianos habían recibido al establecerse en Huánuco, el explícito encargo del Obispo de construir una nueva Iglesia de San Pedro ya que la existente de tiempos inmemorables hechas de adobes y tapial se estaba cayendo. Desde un comienzo la Parroquia se llamó Parroquia de San Pedro Cristo rey.
En octubre de 1952 los padres alemanes durante la visita del padre Gral. Juan Deisenbeck, adquirieron un terreno de unos 5,500 m2 continuo a la Iglesia de San Pedro que era de la Iglesia y que el Obispo les concedió en propiedad como recompensa por los viajes de Alemania al Perú. En un inicio los padres vivían en una casa alquilada en el Jr. Abtao al poco tiempo empezaron los trabajos de construcción, el 27 de setiembre de 1954 entraron en el nuevo convento de San Pedro Ubicado en el Jr. Mayro 241, financiado totalmente con medios y ahorros de los padres que trabajaban en el Perú, sin ningún tipo de ayuda del exterior, siendo su costo final de 250,000soles incluida sus instalaciones.
El día 12 de febrero de 1955 tuvo lugar la bendición y la colocación de la primera piedra de la nueva Iglesia de San Pedro a pocos metros de la antigua, en el terreno que habían adquirido los combonianos los trabajos empezaron el 26 de abril siguiente.
En febrero de 1963 se abrió al culto público, reservándose la solemne inauguración para el 29 del mismo año.
Un mérito especial por esta construcción merece el Hno. Luis Kästel quien siguió de cerca hasta la culminación de esta construcción.
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